sábado, 16 de octubre de 2010

lisboa


Hacía ya un buen rato que era de noche. Los días eran muy cortos pero no demasiado fríos ni húmedos y a media mañana el sol lograba despejar la niebla y secar las calles y los tejados. Había salido a esa hora, cuando era agradable pasear por las concurridas calles de la Baixa. Desde Restauradores había ido por Rossío hasta la Praça da Figueira y se había sentado un rato al sol a ver pasar la mañana. Le gustaba esa plaza y solía ir a menudo. Después un café en la Rúa da Prata y a callejear sin prisas hasta el río. Pintores callejeros, tiendas y puestos de recuerdos, turistas y la diáfana Praça do Comercio. A mediodía volvió sobre sus pasos y fue a comer a una de las tabernas de la Calzada do Duque. Alargó la sobremesa charlando con los camareros y los parroquianos que eran clientela fija mientras tomaban café. Cuando salió estaba anocheciendo y decidió subir al Chiado, que estaba a rebosar de gente. La Rúa Garrett le pareció un poco pretenciosa y caminó deprisa hasta otra taberna en la Bica. "Bifinhos e caneca de vinho da casa". Volvió a la Baixa para ver a las vendedoras de castañas en las esquinas con el humo escapándose de los conos e inundando el aire con ese maravilloso olor... Había vuelto a bajar la niebla. De repente, al cruzar el Largo da Sé lo vio bajar a toda velocidad, sólo tuvo tiempo de saltar hacia atrás y sentir el frío y la dureza de los adoquines lisboetas mientras las luces y el chirrido metálico se perdían en la curva.

martes, 5 de octubre de 2010

arco iris en las nubes


A finales de septiembre el otoño recién estrenado hace que el tiempo empiece a inestabilizarse. Los días de sol, que aún calienta se alternan con otros de lluvia y viento. A lo largo de este día las nubes altas fueron decorando el cielo azul intenso, y pasadas las tres de la tarde, al pasar por el parque levanté la vista para ver las hojas que empezaban a amarillear y descubrí este arco iris en una nube que jugaba con el sol. El tiempo estable duró unos días más, con mediodías calurosos y noches frescas. Durante muchos atardeceres se han seguido viendo reflejos del sol en las nubes, aunque un arco iris como este no es tan frecuente de ver.