domingo, 28 de octubre de 2012

los cinco elementos chinos


Metal. 
Es obediente, cambia de forma. Se le atribuye forma redonda y color blanco.
Representa abundancia y riqueza, melancolía o tristeza, al olfato, al picante, al pulmón, a Vénus, al otoño y al oeste.

jueves, 25 de octubre de 2012

el color de la lluvia


El otoño es de colores, de muchos colores. Las nubes grises cargadas de agua, las gotas de lluvia atravesando la luz del atardecer... el viento frío y húmedo, el suelo mojado y gris, los charcos... los colores de la ciudad se transforman con las estaciones...
Llueve pero durante un ratito sale el sol, solo unos minutos. Entonces la luz obra el milagro...

martes, 23 de octubre de 2012

tímido sol en Santiago


A mediados de abril los días son húmedos en Santiago. Una lluvia fina y persistente empapa las piedras de la zona vieja. Con las últimas horas de la tarde unos tímidos rayos de sol se cuelan entre las nubes y llenan de reflejos dorados las galerías que miran hacia el Obradoiro. Apenas hay gente. Los reflejos dorados duran apenas unos minutos y cuando la luz va a cambiar los colores se desvanecen y el gris se impone de nuevo sobre los tonos rosas, violetas y púrpuras. Seguirá lloviendo.

domingo, 21 de octubre de 2012

azul marino


Los puertos de Galicia miran al Atlántico y al Cantábrico, hacia el fin del mundo. No son luminosos como los mediterráneos, la luz es diferente. Pero envueltas en la niebla o bajo el tímido sol que se cuela entre las nubes las barcas también presumen de color. Los pueblos marineros siempre son de colores, miren hacia el mar que miren.

lunes, 15 de octubre de 2012

azul y madera


Tradicionalmente los pueblos mediterráneos han utilizado el añil y la cal para pintar y decorar los zócalos en las fachadas y los patios.
Algunas puertas viejas de madera todavía se pintan de azul, un azul intenso, añil o índigo. La huella árabe se mantiene aún en el pueblo, pero poco a poco se va diluyendo. Aún es posible ver algunas casas encaladas con la franja azul oscuro, pero hay que buscar en las tapias de adobe de alguna antigua bodega, una almazara o una casa abandonada.

martes, 9 de octubre de 2012

Kız Kulesi


Caminamos sin prisas hacia los embarcaderos de Eminönü un ratito antes de que caiga la tarde. Cruzamos el Bósforo en un transbordador camino de Asia, el continente soñado. No cambiamos de ciudad, Estambul tiene esos pequeños detalles. Desde Üsküdar, en Anatolia, el Bósforo se torna dorado y el cielo se enciende sobre los minaretes y el Cuerno de Oro. Sentados en la orilla contemplamos en silencio el atardecer con la Kız Kulesi frente a nosotros y viajamos en el tiempo al leer las leyendas griegas y turcas sobre la torre. Ya de noche, mezclados con los estambulitas en el barco, volvemos a la vieja Estambul para cenar un bocadillo de pescado a la parrilla recién hecho en los barquitos del puerto, pasear por el animado puente de Gálata lleno de pescadores y vendedores de comida caliente y callejear bajo los minaretes que nos hicieron soñar al atardecer.

domingo, 7 de octubre de 2012

callejeando V


Ciudad Real, octubre 2012.

sábado, 6 de octubre de 2012

potaje de legumbres


Es otoño y ahora ya es momento de disfrutar de los platos de cuchara. Las legumbres que en verano disfrutamos en ensaladas ahora se cocinan aprovechando las hortalizas que da la huerta en esta época. Este potaje de legumbres es una interpretación libre de la cocina macrobiótica, con unas licencias que no entran en sus cánones, pero que enriquecen el plato y aprovechan lo que hay en la cocina.

La noche anterior se dejan a remojo lentejas y arroz integral con una tira de alga kombu.
Se cuecen las legumbres y cereales con el agua de remojo unos 50 min. con alguna especia como el eneldo. Se añade sal marina sin refinar en los últimos minutos de la cocción. En una olla se pueden saltear con un poco de aceite, o bien añadir después a la cocción, la calabaza troceada, unos dientes de ajo y el puerro cortado y lavado para eliminar la tierra. Para espesar un poco el caldo se puede añadir un poco de harina de maíz o de trigo integral. Si no se hace salteado se puede servir el plato con un chorro de aceite de oliva.

La combinación de cereales, legumbres y hortalizas es infinita y una buena manera de alimentarse en la época fría del año.

Para introducirse en la cocina macrobiótica:

Disfruta de la macrobiótica
Loli Curto

miércoles, 3 de octubre de 2012

fin de fiesta


Cuando el jaleo de la feria se termina, cuando la noria deja de girar y las luces y la música se apagan, siempre hay fuegos artificiales para despedir la fiesta.
Cuando era pequeño iba con mis padres y mis hermanas a ver la pólvora que se encendía en la ermita del humilladero, a dos pasos de casa o en la explanada del parque. Era increíble ver cómo los cohetes subían muy, muy alto dejando una estela de luz y humo hasta estallar en mil colores allá en lo alto, con el fondo negro de la noche. ¡¡¡Y daban miedo!!!, sobre todo porque antes los teníamos muy cerca y siempre pensabas que explotarían al poco de subir o que te iban a caer las chuscas en la cabeza. Después había que subir corriendo a la plaza para buscar un hueco en los soportales, subirse a la base de una columna y aguantar lo mejor que pudieras el tremendo estruendo de la traca. ¡¡¡Ésa si que estaba cerca!!!. El retumbar atronaba y comprimía el aire. Los oídos te estallaban, los destellos blancos, amarillos y naranjas te cegaban y un espeso humo con el olor penetrante de la pólvora inundaba la plaza y envolvía al gentío en cuestión de segundos. Duraba poco pero era pura concentración de dinamita.
A la mañana siguiente nos juntábamos los chiquillos para recorrer lo que parecía un campo de batalla, buscando los cartuchos quemados y unas pequeñas bolitas metálicas impregnadas de ese fuerte olor que eran difíciles de encontrar.
He visto fuegos artificiales en muchos lugares y desde luego los más bonitos son los que se lanzan junto al mar (recuerdo una noche de San Juan en Alicante) o el impresionante espectáculo pirotécnico visto desde el Obradoiro en los fuegos del Apóstol. Siempre asocio la pólvora al Mediterráneo, quizás porque allí no hay celebración que se precie si no hay petardos.